Cuando lo practicamos estamos recogiendo el profundo conocimiento del cuerpo de esta antigua disciplina. En Yoga Dinámico enlazamos sus posturas en forma
fluida, intensa y agradable para, que sus beneficios se hagan presentes. Primero es el cuerpo, que es la base para que también puedas estar bien mentalmente. Es como una meditación en movimiento porque trabajamos alineados con la respiración y en
forma progresiva para que el alumno marque sus tiempos de mejora. Sin embargo, la clase es intensa y supone una
ejercitación integral. Las ‘ásanas’ o posturas desafían al alumno
según su propia condición física, e incluso según como nos encontremos de ánimo cada día, para conseguir una atención completa en intimidad con el cuerpo y disfrutar de sus efectos.

Las sensaciones habituales al término de una clase son de relajación y bienestar, son el premio a la aplicación con que nos empleamos durante cada clase y, el resultado de los efectos tan particulares que el yoga nos proporciona y que van mucho más allá del deporte. Y lo mejor de todo es que esta sensación de bienestar no es pasajera sino que nos da recursos fuera del centro, para encontrarnos mejor física y mentalmente y, afrontar con más entereza las emociones, además de mejorar o corregir una amplia gama de molestias, como ya está bien acreditado por numerosos estudios científicos.
Primero es la precisión y, a continuación el movimiento. Es un yoga que nos hace estar muy presentes en el momento.
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